domingo, 12 de abril de 2015

Jugar a ser Dios


Eckard Wimmer biólogo de la Universidad de Stony Brook en EEUU, construyó en 2002 el primer virus sintético, lo que se demuestra que la naturaleza no es la única capaz de generar nuevas especies. Su trabajo consistió en generar una copia del genoma del polio-virus, con los que después de leer los genes, los transcribió y pasó a reescribirlos. El avance a partir de esta técnica generó temor por la construcción de virus con fines bioterroristas, pero Wimmer aseguró que existen muy pocas personas con el conocimiento para lograrlo.

El progreso en esta área concibió dos distintas perspectivas. La Top-down, en la que un organismo como una bacteria o virus es desensamblado para el estudio de sus funciones y poder configurar las secuencias de ADN, como si las piezas fueran unidas o removidas para formar a otro ser con características distintas.  

La Bottom-up es lo contrario a la anterior, los científicos parten de estructuras especializadas hasta que lograr generar un organismo completo. Estas estructuras pueden ser creadas con materia viva o inerte configurada para imitar los comportamientos de seres orgánicos, mejor llamadas "biobricks".

Los biobricks se ensamblan en moldes de células, a los productos armados se les conoce como "circuitos genéticos", esto se debe a que su construcción es similar a la de un circuito integrado, en la que hay piezas que sirven para configurar el código genético como como si fuera un lenguaje de programación.   

En la actualidad distintas clases de bacterias se han creado, algunas para producir poliester de alta calidad, otras que emiten luz en células cancerígenas y otras para generar vacunas.


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